Una compañía, no es echa de maquinas, ni de software, ni de teléfonos, ni siquiera de los mismo clientes, esta echa de personas, como tu como yo, como él como ella, que de alguna u otra forma hacemos parte de una familia. Es una familia que debemos cuidar, y hacer crecer desde lo más bajo hasta lo más alto. Desde mi punto de vista noto, un que la transición de procesos, se alarga mas por las personas, que por los sistemas que no tenemos.
Las personas tenemos nuestras cualidades, y nuestros defectos, y estamos acá desde un modo obligatorio, más que por querer pertenecer al proyecto. Viéndolo a grandes rasgos el compromiso familiar que debemos generar sinergia, mas no energía lo vemos un poco perdido.
Llegar allá no es fácil, con tantos proyectos y tantas ideas que hay, nos preguntamos que se queda al empleado corriente. A veces no es todo dinero, hay miles de manera de mantener a un empleado contento, sin la necesidad de recurrir al factor dinero.
La participación desde adentro es la clave, sacar el potencial de nuestros colaboradores es muy necesario, ya que si lo tratamos como algo más alto de lo que se considera el, así lo será. Por eso me parece muy importante la participación interna, más que una herramienta, es una persona, con sentimientos, que a su vez son los sentimientos de la compañía a la que pertenece. Con esto doy estas reflexiones. 1) ¿que estamos haciendo para mantener contentos a nuestros empleados como institución? 2) ¿premio de forma honorifica a mis empleados, por simple acciones cotidianas? 3) ¿Cómo empresa yo sé, que vale más un empleado contento y feliz, que un amargado que gane mucho dinero?
Son cosas que nos invitamos a reflexionar y ver la mejor forma, de hacer una sinergia infinita para esta nuestra segunda familia.
Como nota final, cojo palabras que un sabio dijo algún día. “si amas lo que haces nunca será un trabajo”
Sacar lo mejor que tiene cada empleado, será la inversión más grande que jamás hallamos hecho.